14 de juliol del 2010

Xerrada del Mestre Sergi, a Gijón 2010


Sergi Càmara. De la boda al miedo


“Yo antes hacía bodas. Una vez, un invitado me dijo: ‘tú debes ser buen fotógrafo’. Yo le dije: ‘¿por qué?’. Y me contestó: ‘porque no se nota que estás‘”. Antes de responder a esa pregunta del público, a la que le pide que explique cómo trabaja sobre el terreno, Sergi Cámara se aleja del micrófono, recostándose ligeramente sobre la silla. Piensa la respuesta y vuelve a incorporarse. “Lo importante es ser respetuoso, mirar de tú a tú, a la misma altura. Con igualdad, pidiendo permiso, siendo sincero. No intentando engañar a tu contacto, no intentando joderle”.

Empezó haciendo bodas y retratando para un periódico local la incidencia de la inmigración en Vic, su pueblo natal. Desde entonces, los éxodos son el centro de su vida profesional. “No me siento cómodo metiéndome en una guerra con tiros, en primera línea”.

Los primeros viajes como fotoperiodista no siempre salen según lo planeado. “Yo he hecho varias historias que no he colocado ni vendido, pero sirven para conocerte a ti mismo en la zona de trabajo. Es importante tener varios trabajos para mostrar cuando vas a un festival o un taller, para que se vea lo que tienes.”

Los trabajos llegan. Albania, Brasil, Marruecos. De pronto, Marruecos. “Vi un breve en el periódico que decía ‘inmigrantes saltan la valla de Melilla’, y busqué más información. Fui a lo loco, no tenía claro cómo hacer la historia”. Asistió a algún intento de salto, de noche, pero las imágenes que captó con su teleobjetivo no revelaban lo que intuía al otro lado. “Para tener el documento que quería, ‘conseguir saltos’ de una manera efectiva, tenía que estar con los inmigrantes“. Un contacto facilitó a Cámara en 2004 la entrada en Marruecos y la integración con la comunidad camerunesa de mil personas que se escondía en una montaña cercana a la frontera.

Acercarse al lejano

“Fui directamente, les expliqué qué quería hacer, fui solo, ir solo facilita las cosas. Cuando vas con 2 ó 3 personas estás más protegido, pero cuando vas solo te ven más desamparado, te ayudan más.” Conviviendo con los hombres que buscaban el sueño ficticio de Europa -”querían ser futbolistas de primera división”- fotografió las contusiones que provocan las bolas de goma, condensó en su documental “La última frontera” la brutalidad de la frontera.

“Si me hubiera quedado en el lado de Melilla no habría conseguido nada de eso. Cuando empecé, era una doble valla de tres metros de altura. Luego la subieron a seis, y después utilizaron gases lacrimógenos y cables en medio de la valla.” Su presencia en la montaña no provocaba desconfianza entre ellos, todo lo contrario. “Cuando íbamos a la valla, había un grupo que cuidaba de mi para que no me pasara nada, me protegían.”

Los saltos de la valla no son espontáneos. Los “dos o tres años para llegar de Camerún a Marruecos” que invierten los inmigrantes encierran tantas o más historias que las que se pueden encontrar en Melilla. En la frontera de Mali con Argelia, donde son deportadas muchas esperanzas “en medio del desierto”, “se podía ver cómo los policías argelinos accedían a las casas para ver a las prostitutas”. Para ilustrar las condiciones infrahumanas del abandono, Sergi encadena cuatro verbos: “robados, golpeados, violados, sodomizados“.

Después, ilustra la huida de los somalíes y los etíopes que cruzan el Estrecho de Adén para refugiarse en Yemen, y arranca los aplausos del auditorio con un montaje multimedia con origen en Panamá, en un grupo de indígenas emberás colombianos.

Al final de la charla, una pregunta sobre el miedo. “Yo creo que el miedo hay que tenerlo siempre ahí, respetarlo, pero mirarlo un poco de lado. A mí nunca me ha pasado nada. Hay que ir con un poco de confianza en la gente, no con el miedo de que te van a robar o a pegar. Yo estuve varios días pensando si iba al otro lado de la valla de Melilla. Dejé el miedo a un lado, subí la montaña, hablé con ellos… a veces preguntando se llega a Roma.”

Y tras la lucha contra el miedo, el regreso a la realidad. “Parece como si te metieras en una película y tú sales cuando quieres de esa película. Me voy al hotel, me ducho, me tomo mi cervecita… Eso es difícil a veces”. Es el dolor que genera fotografiar a personas que se juegan la vida, que incluso mueren en el intento. Porque al fin y al cabo “yo me voy para casa, soy blanquito, tengo un pasaporte europeo y a mí nadie me va a parar”.

Ilde

Extret de la web del 14 Encuentro Internacional de Fotoperiodismo Ciudad de Gijón.

Per visitar-la, cliqueu aquí


Vídeo de la xerrada de Sergi Càmara a Gijón.

5 comentaris:

  1. era la xerrada no entrevista,...pero bueno no pasa res..

    salut

    ResponElimina
  2. Merci per recollir-la, Ilde...
    Val molt la pena!
    JM

    ResponElimina
  3. Hola, Sergi:

    Benvingut de nou!

    La xerrada la va penjar l'Ilde, un altre pencaire del bloc ;-) Li envio també còpia del mail a ell.

    El que m'he permès és esponjar una mica el text de la xerrada, intercalant algun punt i seguit, ja que visualment es veia tot molt seguit i semblava una mica totxo quan no ho és gens.

    També he afegit l'enllaç (i la cita de referència) a la web del Encuentro, així si algú té curiositat pot accedir.

    He afegit l'enllaç de l'Héctor. Si vols que afegeixi algun més, cap problema.

    Una abraçada a tots dos i seguim en contacte.

    JM

    ResponElimina
  4. Hola de nou,
    També he enganxat el vídeo. Cal una mica de paciència, però si triga molt a carregar-se, aviseu que el trec.
    Salut

    ResponElimina
  5. Molt be JM, el text ha guanyat molt, es un "crak".

    Ilde

    ResponElimina